LOADING PLEASE WAIT...

¿Realmente NECESITAS un logo nuevo?

¿Se justifica la inversión que un cambio de logo y todas sus posibles ramificaciones implican? ¿Cuál sería la percepción del usuario final de estos cambios si la identidad marcaria permanece invariable?

Invertir en la imagen de tu negocio no necesariamente implica invertir en su identidad visual.

En múltiples ocasiones hemos sido contactados por clientes que deseaban cambiar el logo de su marca, pero que y al momento de profundizar e indagar sobre los motivos detrás del deseo de renovación, en la mayoría de los casos no existía una clara razón más allá de querer “actualizarlo” o “modernizarlo”.

Las razones para cambiar un logotipo pueden ser variadas, pero al tratarse de uno de los elementos más importantes de la identidad corporativa, cambiarlo significaría -posiblemente- también un cambio en la percepción de la entera marca, y si no existe una razón detrás, a este punto, cabe preguntarse: “¿para qué?” y “¿por qué?”.

La inversión en un cambio de logo de una empresa consolidada puede llegar a ser costosa de acuerdo a la cantidad aplicaciones y soportes en las que este se encuentre aplicado: uniformes, papelería, packaging, ploteos vehiculares, señalética, cartelería, etc. ¿Se justifica el gasto generado por la actualización de todos estos elementos por un cambio de logo? ¿Cuál sería la percepción del usuario final acerca de estos cambios si -por otro lado- la identidad de la marca permanece invariable en el resto de sus puntos de contacto con el cliente?

Cómo reflexionamos anteriormente en nuestro artículo ¿Qué es el diseño atemporal?, si nuestra intención es que nuestra marca perdure en el tiempo, no deberíamos concentrarnos en cambiar nuestra imagen para que su estética se alinee a las modas pasajeras o a las nuevas tendencias. En su lugar deberíamos analizar cuáles de esos estilos o corrientes resuenan con la identidad de nuestra marca para poder integrarlas de forma orgánica a nuestras comunicaciones.

Retomando la temática de la “renovación del logo” o de “la nueva imagen”, es probable que una joven empresa que ya se ha estabilizado y comienza a expandirse, requiera actualizar un logo que tal vez fue gestado inicialmente de forma hogareña y sin las herramientas que posee una persona con conocimientos en diseño. Pero aún en ese caso, es posible mantener la esencia de la marca original ajustando pequeños detalles en materia de tipografía, paleta de colores, kerning, etc. o creando variantes para mejorar su lectura en tamaños pequeños o incluso crear un monograma para ser utilizado en ámbitos digitales. Un ojo inexperto podría no percibir estos pequeños cambios, pero el refinamiento de un logo existente puede traer grandes beneficios para una empresa ya establecida en materia de reconocimiento y legado.

Comparación entre las actualizaciones de logo de Twitch y NBC

A continuación, profundizaremos en una de las preguntas planteadas inicialmente, centrándonos en la importancia del "¿para qué?”:

¿En qué fase se encuentra actualmente la marca que nos lleva a considerar un cambio de logo? ¿Estamos contemplando una renovación de nuestra imagen corporativa? ¿Creemos que esto contribuirá a mejorar su rendimiento? ¿O simplemente estamos buscando invertir en nuestra empresa y consideramos que la mejor manera de hacerlo es a través de su identidad visual más emblemática, es decir, el logo?

El deseo de cambiar el logo suele confundirse con la idea de reinvertir en la imagen de la empresa, y si bien este razonamiento es en parte correcto, el error se encuentra cuando solo lo hacemos con una de las expresiones de la identidad, corriendo el riesgo de no alcanzar los resultados esperados.

En momento coyunturales como este, es necesario poder reflexionar sobre los objetivos del negocio, sobre nuestra visión, misión y valores y por sobre todo en cómo todo esto se relaciona con la experiencia adquirida, con nuestro público y con la situación actual del mercado en este instante: ¿Se mantiene la situación inalterada con respecto a nuestro punto de partida? ¿Qué procesos internos podemos mejorar? ¿Qué nos están solicitando nuestros usuarios? ¿Qué demanda el mercado?

Dicho de otro modo, es momento de que hagamos un balance y evaluemos que aspectos pueden ser mejorados, qué oportunidades de negocio no hemos explotado o cómo podemos optimizar nuestras comunicaciones. Un enfoque apropiado para abordar esta etapa de examen crítico es realizar un análisis FODA o también conocido como SWOT por sus siglas en inglés.

Esta exploración nos permite identificar las fortalezas, las oportunidades, las debilidades y las amenazas de la marca o de la compañía misma. Estas categorías podemos a su vez dividirlas en dos sub-grupos: en un primer lugar contamos con un análisis interno que se centra en nuestras fortalezas y debilidades y en segundo lugar, se encuentra el análisis externo comprendiendo las amenazas y las oportunidades.

Los elementos de análisis comprendidos dentro de nuestra empresa son aquellos sobre los que podemos mejorar de forma más directa y suelen ser fácilmente identificables. En las fortalezas podemos examinar las capacidades, los recursos (tecnológicos y humanos), las ventajas que posee nuestra marca o los procesos que desarrollamos con mayor eficiencia. Mientras que en nuestras debilidades podemos identificar las limitaciones internas que pueden afectar el desempeño de la empresa, como la falta de recursos financieros, de experiencia o de infraestructura.

Con este diagnóstico interno, podemos tener una noción de las herramientas y recursos con los que cuenta nuestra compañía en un momento en particular y como este fue variando durante un período particular de tiempo. Sin embargo, es necesario cotejar este diagnóstico con la situación del mercado por lo que debemos tener en cuenta también los factores externos.

En el marco del diagnóstico externo, que se configura cómo un ámbito no susceptible de control y que exige una respuesta adaptativa, se torna crucial la evaluación de dos aspectos fundamentales: las oportunidades y las amenazas. Las primeras representan condiciones favorables: son aquellas que impulsan el crecimiento organizacional, como nuevas tendencias del comercio, cambios en la legislación o la aparición de nichos de mercado. Las segundas reflejan los desafíos: se refieren a aquellos elementos que pueden poner en riesgo el éxito del proyecto, como la competencia, los cambios en las preferencias de los consumidores o las crisis económicas.

Es crucial poder realizar este tipo de análisis con una frecuencia regular para evaluar nuestros avances y poder adoptar una postura proactiva con respecto al entorno y los nuevos requerimientos que puedan tener nuestros productos o servicios. La periodicidad será marcada por el tipo de negocio y los ciclos de compra, aunque en términos generales, una buena práctica implicaría implementarlo cada seis meses o cómo mínimo una vez al año. Se puede mantener esta temporalidad siempre que no se produzcan cambios drásticos en la empresa o surjan contextos que exijan modificaciones radicales, como, por ejemplo, sucedió con los hábitos de consumo y otros aspectos de la vida social durante la pandemia del COVID-19.

En definitiva, la realización de un análisis externo completo y la implementación de una estrategia adecuada con nuestros recursos internos permiten convertir las amenazas en oportunidades y desenvolverse con éxito en un entorno dinámico y en constante evolución.

Tras realizar este análisis de situación, podremos evaluar cómo fortalecer nuestras debilidades, qué aspectos podemos aprovechar de las oportunidades de mercado y sobre qué amenazas debemos actuar o prevenir.

Dicho reporte podrá evidenciar mejoras de procesos, mejoras en los servicios o ventajas comparativas con respecto a nuestros competidores y -llegado el caso- puede ser posible que sea necesario un cambio de imagen con su correspondiente actualización del logo.

Previo a la inversión de recursos en un nuevo logotipo, es siempre necesario realizar este tipo de análisis de situación y de estrategia para valorar si en ese preciso momento un logo es realmente lo que tu compañía necesita.

¿Necesitas ayuda para desarrollar una estrategia de marca para tu negocio? No dudes en escribirnos a ciao@althaus.agency